El éxito, ligado el mundo de los negocios, suele ser la consecuencia de la suma de unos hechos económicos favorables. Salidas a bolsa, grandes operaciones, reconocimientos o simplemente resultados positivos tras realizar un balance estadístico. ¿Cómo se llega hasta ese punto? Todo fin se lleva a cabo a través de un medio y, en este contexto, la motivación empresarial puede marcar un antes y un después en la trayectoria de tu negocio.
Sin ninguna duda, las personas que se embarcan en un proyecto desean ver que el esfuerzo se materialice en una serie de beneficios. En la cultura popular, seguro que muchos pensarán que el dinero es casi lo único deseado por un trabajador. Puede ser una verdad sólo a medias (obtener un salario justo es muy importante, obvio), ya que existen más variantes.
Empresas como Google o Apple entendieron esto en su día: un trabajador feliz es un empleado productivo. Siguiendo con esta lógica, un mayor nivel de productividad sólo puede traer buenas noticias para todos. Para la empresa, porque los distintos procesos se ejecutan a buen ritmo y se alcanzan los objetivos. Para el trabajador, porque se siente satisfecho al desempeñar sus funciones y esto, además, le reportará un sueldo que llega en un clima laboral saludable.
La motivación empresarial consiste en llevar a cabo una serie de técnicas para ejecutar la tarea laboral con mayor fluidez. Esto, que puede parecer un tanto abstracto, se comprende mejor con ejemplos: cuando Google enseña al mundo sus oficinas y se descubre que sus empleados no están todo el día sentados en sus sillas. Tienen libertad para moverse, pueden comer gratis en el trabajo y ¡hasta juegan al billar en horario laboral! Google, actualmente una de las compañías más poderosas del mundo, consigue que sus empleados se sientan cómodos en el lugar de trabajo.
Otro buen ejemplo es el de Apple, sobre todo cuando la comandaba el ya fallecido Steve Jobs. El fundador de la manzana mordida era la cara visible de una compañía donde reinaba la excelencia. Jobs hablaba a sus empleados en unas conferencias propias de la compañía donde les transmitía lo bien que iba todo gracias a ellos. En la cultura estadounidense, esta práctica es ya común en muchas grandes compañías.
Cómo inculcar la motivación empresarial
Cuando tienes empleados, es vital partir de la premisa de que si todos están bien los resultados serán mejores. Para llegar a un nivel óptimo de felicidad laboral hay que seguir una serie de consejos, destinados todos a contribuir al bien común del colectivo en cuanto a equipo humano. Ya lo sabes, todos a una como en ‘Fuenteovejuna’.
- Organiza actividades. Una empresa la forman personas y los seres humanos somos animales sociales. Además de trabajar, intenta que los empleados se relacionen entre ellos en jornadas no laborales. Una fiesta de cumpleaños, una excursión al campo o a la playa. Las posibilidades son enormes. Da el primer paso para organizar estas jornadas, ellos te lo agradecerán.
- Muchas empresas realizan distinciones entre sus empleados para encumbrar su buen hacer. Días libres, remuneración extra o regalos materiales. Fomenta una cultura en el que todo gran trabajo tiene su recompensa.
- Sé la imagen del buen líder. Antes, poníamos como ejemplo a Steve Jobs. Vale, quizás no tengas una multinacional, pero muestra a tu equipo que pueden confiar en ti. Eres el capitán de un barco en el que todos trabajan para llegar al próximo puerto.
- Tienes que ser sociable. La literatura y el cine han plasmado cientos de veces la imagen del empresario tirano, que está en lo más alto de la pirámide y ve al resto como meros e insignificantes subordinados. Si quieres servirte de la motivación empresarial, olvida esto y conversa con tus empleados. Muéstrales que eres como ellos y te preocupas por su situación.
- Establece metas a corto, medio y largo plazo. Puedes tener el objetivo de llegar del punto A al punto D. Pero no te engañes, mañana es demasiado pronto para conseguirlo. Es más sencillo pasar antes por las casillas B y C, ¿no? Tu plantilla verá que eres realista y lo tienes todo muy bien medido y estructurado.
- Sé justo. Toma las decisiones basadas en el rendimiento y transmítelas de forma sincera y convincente.
- El trabajo como un lugar cómodo. Viene a raíz de lo expuesto con Google. Hasta donde sea posible, consigue que haya elementos extra que distancien la figura del puesto de trabajo como ese proceso odioso inevitable para pagar facturas.
Puede haber más consejos, sin lugar a dudas. Pero quédate con esta idea: la motivación empresarial es muy beneficiosa para tu negocio. Impleméntala y los cambios serán para mejor. Como decía Confucio, “elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”.